La semana pasada pasé una de las mejores tardes que recuerdo. Nada glamuroso ni impresionante. En casa, mi mujer, una amiga y su hija. Haciendo galletas.

Lo pasamos muy bien y el tiempo voló.

Siempre he sentido curiosidad por saber qué hay detrás de una experiencia tan placentera. ¿Por qué podemos estar tan involucrados en una situación como esa y nos cuesta tanto concentrarnos en otras?

Pues la clave está en la atención, en unir pensamiento y acción. Y eso sólo pasa cuando no hay duda de que lo que estamos haciendo es exactamente lo que deberíamos estar haciendo.

He puesto un ejemplo de una situación gratificante, pero también pasa en momentos no tan alegres, como puede ser ese día en que alguien cercano cae enfermo de gravedad. Todo lo demás pierde importancia y estamos totalmente presentes.

La neurociencia lo llama estar en estado de “flow”.

Son las habilidades atencionales las que determinan nuestro nivel de desempeño de una determinada tarea.

Daniel Goleman. FOCUS

Dicen los expertos que cuando hacemos tareas que nos ofrecen reto o nos gustan y en las que sentimos que somos capaces de tener éxito, es mucho más probable que permanezcamos concentrados.

También dicen que nuestra capacidad de concentrarnos tiene un límite. Y este límite está afectado por nuestra fatiga mental. Y nuestra fatiga mental es una saco que vamos llenando desde que nos despertamos. Y cada pequeña decisión que tomamos, cada estímulo que recibimos, va sumando.

Además, siempre que tratamos de concentrarnos, no podemos evitar la lluvia de pensamientos que tratan de llevar nuestra mente a otro sitio.

¿Qué podemos hacer?

Mi enfoque para solucionar cualquier problema siempre será simplificar. Bajar las exigencias, bajar el ritmo. Actuar desde la calma y la observación. Así, lo primero que te sugiero es que reduzcas en la medida de lo posible esos estímulos que nos producen fatiga mental. Además, intenta que los estímulos que te llegan, lo hagan de forma ordenada.

  • limita el tiempo que pasas en redes sociales. Soy un amante de la tecnología, pero debo admitir que la cantidad de información que nos llega en 5 minutos de redes sociales es abrumadora. Cada post/tuit nos habla de algo diferente, nos obliga a situarnos en contextos distintos, en otros puntos de vista. Esto es agotador para nuestro cerebro.
  • ten siempre a mano algo donde apuntar. Anota todo pensamiento recurrente que te genere preocupación. Si además lo haces mientras estás realizando alguna tarea que te exija concentración, mejor. Luego tendrás que decidir qué hacer con ese pensamiento anotado, pero eso ya te lo contaré otro día.
  • reduce la cantidad de decisiones que debes tomar al día. Hay quien solamente tiene camisas blancas o negras (yo no… también tengo camisas azul marino). No te digo que llegues a eso, pero el concepto es ese: cuanto menos tengas que pensar, mayor será tu capacidad de concentración.
  • ni se te ocurra ver o escuchar las noticias. La carga emocional negativa de la actualidad (no importa cuándo leas esto) afecta directamente a tu estado de ánimo y ésta a tu fatiga mental.
  • y acuérdate de respirar. No es broma. Inconscientemente, ante situaciones de estrés, la reacción automática de nuestro cuerpo es tensar los músculos, acelerar el ritmo cardíaco y entrecortar la respiración. Si nos mantenemos así durante ratos largos (a veces todo el día), no nos llega el oxígeno suficiente al cerebro, somos incapaces de pensar con claridad, ademas de otros efectos sobre nuestro sistema digestivo, inmunológico, etc., que ahora mismo no vienen a cuento.

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