El Dr. Daniel Kahneman en “Pensar rápido, pensar despacio” explica el siguiente experimento:
5 monos encerrados. Una escalera, plátanos en lo alto de la escalera y un aspersor de agua.
Cuando los monos intentan subir la escalera para coger los plátanos se les da una descarga de agua a presión.
Los monos en seguida asocian la descarga con la intención de coger los plátanos y dejan de intentarlo.
Sacan uno de los monos y meten a otro que no se ha sometido a la descarga. Cuando éste intenta coger los plátanos, los otros se lo impiden para evitar la descarga.
Van cambiando los monos de uno en uno hasta que tenemos 5 monos que no han sufrido la descarga. Aún así, siguen impidiéndose entre ellos subir a coger los plátanos.
Lo que pasa es que heredan conductas sin cuestionarse si siguen siendo válidas. ¿Te suena de algo?
Veo ejemplos de esto en humanos todos los días.
¿Y tú? ¿Utilizas el pensamiento crítico para cuestionar tus creencias y comportamientos o los vas heredando porque “es lo que hay”?
A menudo nuestro cerebro racionaliza los pensamientos automáticos y los presenta como el fruto de un razonamiento elaborado. Pero son historias que nos inventamos para justificar decisiones que en realidad son fruto de nuestros prejuicios. Es una forma de engañarnos.
Daniel Kahneman